domingo, 20 de marzo de 2022

23 DE MARZO DÍA METEREOLÓGICO MUNDIAL "ALERTA TEMPRANA Y ACCIÓN TEMPRANA

 



Los fenómenos extremos relacionados con el tiempo, el clima y el agua son cada vez más frecuentes e intensos en muchas partes del mundo como consecuencia del cambio climático. Estamos más expuestos que nunca a múltiples peligros conexos, que a su vez evolucionan como consecuencia del crecimiento demográfico, la urbanización y la degradación del medio ambiente.

Las predicciones sobre cómo SERÁ el tiempo ya no bastan. Las predicciones basadas en los impactos que informan al público de lo que el tiempo HARÁ son fundamentales para salvar vidas y medios de subsistencia. A pesar de ello, una de cada tres personas todavía no está debidamente cubierta por los sistemas de alerta temprana.

Es fundamental una mayor coordinación entre los servicios meteorológicos e hidrológicos nacionales, las autoridades de gestión de desastres y los organismos de desarrollo para mejorar la prevención, la preparación y la respuesta.

La COVID-19 ha agravado los retos a los que se enfrenta la sociedad y ha debilitado los mecanismos para hacerles frente. La pandemia también ha puesto de manifiesto que, en nuestro mundo interconectado, debemos adoptar un enfoque verdaderamente multirriesgos y transfronterizo para avanzar en el cumplimiento de los objetivos mundiales de acción climática, reducción del riesgo de desastres y desarrollo sostenible.

Estar preparados y ser capaces de actuar en el momento oportuno y en el lugar adecuado puede salvar muchas vidas y proteger los medios de subsistencia de las comunidades de todo el mundo, ahora y en el futuro.

Por consiguiente, el Día Meteorológico Mundial, celebrado el 23 de marzo de 2022, tiene como tema la "Alerta temprana y acción temprana" y destaca la importancia fundamental de la información hidrometeorológica y climática para reducir el riesgo de desastres.

OBJETIVOS DE DESARROLLO SOSTENIBLE

De hecho, 2030, es decir, de aquí a solo ocho años, es la fecha clave en la agenda mundial para hacer del mundo un lugar mejor. Es el año fijado para el cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Marco de Sendái para la Reducción del Riesgo de Desastres y el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Todos están vinculados entre sí.

Pero no vamos por buen camino.

En el Marco de Sendái para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030 se describen cuatro prioridades de acción para prevenir nuevos riesgos de desastres y reducir los existentes: i) comprender el riesgo de desastres; ii) fortalecer la gobernanza del riesgo de desastres para gestionar dicho riesgo; iii) invertir en la reducción del riesgo de desastres para la resiliencia, y iv) aumentar la preparación para casos de desastre a fin de dar una respuesta eficaz y para “reconstruir mejor” en los ámbitos de la recuperación, la rehabilitación y la reconstrucción.

También incluye siete metas mundiales, conocidas como las Siete Metas de Sendái. En 2022, UNDRR pone el foco en la meta G: "incrementar considerablemente la disponibilidad de los sistemas de alerta temprana sobre amenazas múltiples y de la información y las evaluaciones sobre el riesgo de desastres transmitidas a las personas, y el acceso a ellos, para 2030".

Los avances en el cumplimiento del Marco de Sendái se evaluarán en la reunión de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres, que tendrá lugar en Bali (Indonesia) del 22 al 28 de mayo.

Se celebrará una Conferencia sobre sistemas de alerta temprana multirriesgos de forma consecutiva para aumentar la comprensión y la aplicación de sistemas eficaces de alerta temprana de peligros múltiples "de extremo a extremo" y "centrados en las personas".

Con arreglo a la visión de la OMM, "de aquí a 2030, vemos un mundo donde todas las naciones, y en especial las más vulnerables, serán más resilientes a las consecuencias socioeconómicas de los fenómenos extremos relacionados con el tiempo, el clima o el agua y con otros fenómenos medioambientales".

El tema del Día Meteorológico Mundial da impulso a esta visión, ya que la OMM y sus 193 Miembros trabajan juntos para conseguir un planeta más seguro, más resiliente y más sostenible.

 AUMENTO DE RIESGOS

En los últimos 50 años se han registrado más de 11 000 desastres relacionados con el tiempo, el clima y el agua, que han provocado algo más de 2 millones de muertes y pérdidas económicas por valor de 3,64 billones de dólares de los Estados Unidos. Esto supone una media mundial diaria de 115 muertes y 202 millones de dólares en concepto de pérdidas económicas.

Según el Atlas de la OMM sobre mortalidad y pérdidas económicas debidas a fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos (1970–2019), el número de desastres se quintuplicó entre 1970 y 2019. Las pérdidas económicas han aumentado aún más, multiplicándose por siete.

No obstante, gracias al perfeccionamiento de los sistemas de alerta temprana y las estrategias de reducción del riesgo de desastres, el número de muertes es casi tres veces menor desde 1970.

Las sequías se han cobrado el mayor número de vidas en los últimos 50 años, especialmente en África. Se calcula que en 1983 hubo 450 000 muertes relacionadas con la sequía en Etiopía y el Sudán. Las tormentas ocupan el segundo lugar en cuanto a mayor número de víctimas, especialmente en Asia (un ciclón tropical mató a 300 000 personas en Bangladesh en 1970 y a otras 140 000 en 1991).

Por desgracia, los pobres son los más afectados. Aproximadamente nueve de cada diez muertes se producen en los países en desarrollo.

Los ciclones tropicales son los que más daños económicos han causado en los últimos 50 años, seguidos de las crecidas. El huracán Katrina, que azotó los Estados Unidos en 2005, fue el desastre más costoso, con unas pérdidas que ascendieron a la asombrosa cifra de 163 610 millones de dólares. Los siguientes tres desastres más costosos se produjeron en su totalidad en 2017 (huracanes Harvey, María e Irma).

Con demasiada frecuencia, nos enfrentamos a múltiples peligros simultáneos cuyos impactos en cascada afectan a la infraestructura, la agricultura, el transporte, la energía y los sistemas sanitarios.

Un ejemplo de ello fue la erupción volcánica submarina y el tsunami resultante en la nación insular del Pacífico de Tonga en enero de 2022. Además de la devastación física, los habitantes de Tonga tuvieron que hacer frente a las amenazas para la salud derivadas de las cenizas y los gases volcánicos. La capacidad de afrontamiento se ha visto diezmada en el momento más crítico de la temporada anual de ciclones tropicales. Las ondas de presión y de marea resultantes de la explosión recorrieron el mundo; entre sus numerosas repercusiones se incluye un derrame de petróleo frente a la costa peruana.

El ciclón tropical Batsirai, que azotó Madagascar en febrero de 2022, puso de manifiesto los peligros en cascada de los vientos violentos y las lluvias torrenciales, que causaron víctimas y destrucción y provocaron inundaciones costeras y en el interior, así como deslizamientos de tierra y lodo.

Las olas de calor suelen estar asociadas a la sequía, la mala calidad del aire y los incendios forestales, que a su vez pueden agravar el riesgo de crecidas repentinas durante lluvias posteriores.

Como resultado de ello, los impactos de los fenómenos meteorológicos extremos y del cambio climático han pasado a contribuir de manera importante a las crisis alimentarias, los desplazamientos y la migración y la inseguridad socioeconómica. La COVID-19 ha aumentado la complejidad de la gestión de desastres y ha aumentado enormemente la carga sobre los centros sanitarios, además de incrementar la mortalidad relacionada con el calor en muchos países.

En 2020, se calcula que 30 millones de personas se vieron desplazadas por desastres relacionados con el tiempo, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres. La pandemia, combinada con fenómenos meteorológicos extremos como la sequía, está teniendo efectos devastadores en el hambre y la pobreza en el mundo. En 2020, 2 300 millones de personas carecieron de un acceso adecuado a los alimentos durante todo el año.

El aumento de los costes socioeconómicos pone en peligro el desarrollo sostenible. Se prevé que esta tendencia continúe, ya que las personas, los bienes y las infraestructuras están expuestos al riesgo en nuestro mundo interconectado y urbanizado. Se calcula que en 2030 el 50 % de la población mundial vivirá en zonas litorales expuestas a inundaciones, tormentas y tsunamis.

Por ello, la comunidad de la OMM se esfuerza por aumentar la capacidad para determinar y reducir los riesgos asociados a dichos fenómenos extremos. Una nueva iniciativa, denominada "Catalogación de Fenómenos Peligrosos Relacionados con el Tiempo, el Clima, el Agua y el Tiempo Espacial", reforzará la base estadística para el desarrollo, la planificación y la prevención nacionales y proporcionará un fundamento sólido para comprender la exposición a los peligros y sus impactos.


Cambio climático y fenómenos meteorológicos extremos

El cambio climático es una amenaza grave y creciente para nuestro bienestar y para la salud del planeta. Según el sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), está alterando la naturaleza de forma peligrosa y generalizada, además de afectar a la vida de miles de millones de personas en todo el mundo, a pesar de las medidas adoptadas para reducir los riesgos.

Según se indica en el informe sobre las bases físicas de cambio climático elaborado por el Grupo de Trabajo I del IPCC, la cantidad de fenómenos extremos alcanza valores nunca antes observados y aumentará a medida que se incremente el calentamiento global. Cada décima de grado importa.

En el informe también se señala que el cambio climático causado por actividades humanas ya influye en muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo. Desde que en 2014 se publicara el quinto informe de evaluación del IPCC, cada vez es más evidente que los fenómenos extremos (como las olas de calor, las precipitaciones fuertes, las sequías y los ciclones tropicales) están cambiando, y que esa evolución se debe a la influencia humana.

Con un calentamiento global de 1,5 °C (2,7 °F), el mundo deberá encarar múltiples peligros climáticos inevitables en las próximas dos décadas. El hecho de superar ese umbral de calentamiento, aunque sea de forma transitoria, entrañará graves consecuencias adicionales, algunas de las cuales serán irreversibles. Los riesgos para la sociedad aumentarán, en particular para las infraestructuras y los asentamientos en zonas costeras de baja altitud, según se explica en el informe del Grupo de Trabajo II del IPCC centrado en los impactos, la adaptación y la vulnerabilidad.

Cuando múltiples fenómenos meteorológicos extremos se producen de forma simultánea, ocasionan consecuencias en cascada que son cada vez más difíciles de gestionar. A raíz de esos fenómenos, millones de personas están expuestas a una grave inseguridad alimentaria e hídrica, en especial en África, Asia, América Central y del Sur, las islas pequeñas y el Ártico, afirma el IPCC.

Desde la década de 1950, los episodios de calor extremo son más frecuentes e intensos, y ninguna región escapa a ellos.

Las temperaturas superiores a 40 °C, e incluso a 50 °C, se dan con mayor frecuencia en muchas partes del mundo, lo que supone una gran amenaza para la salud y el bienestar de las personas.

Así, dos olas de calor extremo en 2003 (Europa Occidental) y 2010 (Federación de Rusia) fueron las causantes del 80 % de las muertes relacionadas con el tiempo en Europa entre 1970 y 2019. Las lecciones aprendidas de la ola de calor de 2003 fueron decisivas para la introducción de sistemas de alerta temprana que avisan de los riesgos del calor para la salud, así como también para la instauración de planes de acción conexos, medidas que actualmente promueve la Red Mundial de Información sobre el Calor y sus Riesgos para la Salud (GHHIN).

La cantidad de personas expuestas con frecuencia a olas de calor extremas se reduciría en unos 420 millones si el calentamiento global se limitara a 1,5 °C y no a 2 °C, según el IPCC.

El cambio climático también se manifiesta en el ciclo del agua: una atmósfera más cálida contiene más humedad. Por ello, la frecuencia y la intensidad de las lluvias fuertes han aumentado desde la década de 1950 y todo apunta a que esa tendencia se mantendrá. Según el IPCC, se prevé que las precipitaciones diarias extremas se intensifiquen en un 7 % por cada grado centígrado de calentamiento global.

En los últimos años se han podido observar numerosos episodios en los que el equivalente a la precipitación de un mes, o incluso de muchos meses, ha caído en cuestión de horas o días, provocando inundaciones devastadoras y mortíferas, como por ejemplo en África, Asia, Europa y América del Norte y del Sur.

Al mismo tiempo, se prevé que la intensificación del calentamiento global aumente la superficie terrestre afectada por sequías más frecuentes y severas, que constituyen un conocido desastre de evolución lenta.

También se cree que, con el creciente calentamiento global, la proporción de ciclones tropicales intensos (categorías 4 y 5) aumentará a escala mundial y agravará la vulnerabilidad de las poblaciones costeras, que se encuentran en plena expansión. Algunos elementos indican que el cambio climático altera las trayectorias de esos fenómenos, en particular en la zona occidental del Pacífico Norte.

Estamos asistiendo a desastres de mayor complejidad. Según el IPCC, la probabilidad de que se produzcan inundaciones combinadas (mareas de tempestad, precipitaciones extremas o flujo fluvial) se ha incrementado en algunos lugares y seguirá incrementándose debido a la subida del nivel del mar y a la mayor intensidad de las precipitaciones.

Es probable que se produzcan más a menudo olas de calor y sequías simultáneas, con el consiguiente riesgo de incendios forestales.

 



21 DE MARZO DÍA MUNDIAL DEL AGUA "AGUAS SUBTERRÁNEAS: HACER VISIBLE LO INVISIBLE"



 Día Mundial del Agua, 22 de Marzo de 2022 “Aguas subterráneas: hacer visible lo invisible”

Las aguas subterráneas son invisibles, pero sus efectos se aprecian en todas partes. Escondidas bajo nuestros pies, las aguas subterráneas constituyen un tesoro oculto que enriquece nuestras vidas.

Casi la totalidad del agua dulce en forma líquida del mundo es agua subterránea. La vida no sería posible sin las aguas subterráneas. La mayor parte de las zonas áridas del mundo dependen por completo de este recurso. Las aguas subterráneas aportan una gran proporción del agua que utilizamos para la producción de alimentos y los procesos industriales. Asimismo, las aguas subterráneas son extremadamente importantes para el funcionamiento saludable de los ecosistemas, como los humedales y ríos.

Aguas subterráneas: el ingrediente invisible de los alimentos

El crecimiento demográfico, la rápida urbanización y el desarrollo económico son solo algunos de los factores que influyen en el aumento de la demanda de agua, energía y alimentos. La agricultura es el sector que consume más recursos de agua dulce del mundo. Alimentar a una población mundial que se prevé que alcance los 9 000 millones de personas en 2050 exigirá un aumento de la producción alimentaria del 50 %.

En la actualidad, aproximadamente el 70 % de las extracciones de agua subterránea en todo el mundo se utiliza en el sector agropecuario, para la producción de alimentos, ganado y cultivos industriales. La dependencia de las aguas subterráneas para la producción alimentaria sigue aumentando en todo el mundo, lo que se traduce en un incremento del uso para la agricultura de regadío, la ganadería y los procesos industriales conexos. De hecho, Alrededor del 30 % de toda el agua utilizada para el riego son aguas subterráneas, y hay regiones que dependen en sumo grado para el riego, como América del Norte y Asia meridional.

Las aguas subterráneas ya han sacado a millones de personas de la pobreza y han mejorado significativamente la seguridad alimentaria, especialmente en la India y Asia oriental, desde que las tecnologías de perforación y las fuentes de energía para el bombeo pasaron a estar ampliamente disponibles para los agricultores rurales en la segunda mitad del siglo XX.

Aguas subterráneas: un recurso finito

Las aguas subterráneas son objeto de sobreexplotación en numerosas zonas del mundo, en las que se extrae más agua de los acuíferos de la que se recarga naturalmente mediante la lluvia y la nieve. La sobreexplotación continua de las aguas subterráneas puede dar lugar al agotamiento de este recurso, comprometiendo importantes ecosistemas que dependen de estas aguas y amenazando con poner en riesgo el suministro básico de agua, la producción agrícola, la resiliencia al clima y la seguridad alimentaria. Evitar los problemas de agotamiento de las aguas subterráneas exige una mayor capacidad de gestión y gobernanza en múltiples niveles integrados y en los enfoques intersectoriales. Reducir el desperdicio de alimentos también puede desempeñar un papel importante en la reducción del consumo de agua.

Calidad y contaminación de las aguas subterráneas

Las aguas subterráneas están contaminadas en muchas zonas y su depuración suele ser un proceso largo y difícil. Esto hace que aumente el costo del tratamiento de las aguas subterráneas y a veces incluso impide su utilización.

El uso de fertilizantes químicos y orgánicos en la agricultura constituye una seria amenaza para la calidad de las aguas subterráneas. Por ejemplo, el nitrato es el contaminante más común de los recursos hídricos subterráneos en todo el mundo. Otros contaminantes difusos procedentes de la agricultura de regadío que afectan a las aguas subterráneas son, en particular, los plaguicidas y las bacterias resistentes a los antimicrobianos.

Es necesario aplicar las leyes y los reglamentos en todos los planos para prevenir o limitar la contaminación difusa de las aguas subterráneas procedente de la agricultura, con objeto de preservar los ecosistemas y la salud humana.

¿Qué podemos hacer en relación con las aguas subterráneas?

Las aguas subterráneas siempre han tenido una enorme trascendencia, pero esta no se ha reconocido plenamente. Debemos proteger las aguas subterráneas de la contaminación y utilizarlas de forma sostenible, tratando de lograr un equilibrio entre las necesidades de las personas y las del planeta. Las aguas subterráneas desempeñan una función vital en la agricultura, la industria, los ecosistemas y la adaptación al cambio climático y ello debe quedar patente en la formulación de políticas de desarrollo sostenible.

Monitoreo de las aguas subterráneas

En algunas zonas del mundo, ni siquiera conocemos la cantidad de agua que se oculta bajo nuestros pies, lo que significa que podríamos estar desaprovechando un recurso hídrico potencialmente vital.

El uso sostenible de las aguas subterráneas exige un seguimiento continuo del consumo de agua, especialmente en los sistemas de riego que se abastecen de acuíferos no renovables. Las tecnologías de satélite ofrecen oportunidades eficaces en función de los costos para estimar los niveles de consumo y de extracción de agua subterránea mediante la medición casi en tiempo real de la evapotranspiración efectiva en grandes superficies.

WaPOR, el portal de la FAO para el monitoreo de la productividad del agua mediante teledetección, ofrece esta información en forma de datos de libre acceso para el conjunto de África y el Cercano Oriente y apoya la elaboración de aplicaciones adaptadas para el monitoreo de las extracciones de agua subterránea.



 

jueves, 3 de marzo de 2022

3 DE MARZO DÍA MUNDIAL DE LA VIDA SILVESTRE

El incalculable valor de la vida silvestre


Hace 20 años, solo quedaban 94 linces ibéricos en los ecosistemas mediterráneos. Un programa de recuperación ha permitido que el número ascienda a más de 1.100, lo que demuestra el poder de la conservación y nuestra capacidad para #RecuperarEspecies.

 

Los animales salvajes y las plantas silvestres, además de su valor intrínseco, contribuyen a los aspectos ecológicos, genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos del bienestar humano y el desarrollo sostenible.

El Día Mundial de la Vida Silvestre nos brinda la ocasión de celebrar la belleza y la variedad de la flora y la fauna salvajes, así como de crear conciencia acerca de la multitud de beneficios que la conservación de estas formas de vida tiene para la humanidad. La celebración de este día también nos recuerda la necesidad urgente de combatir los delitos contra el medio ambiente y la disminución de especies causada por la actividad humana, que acarrean consecuencias negativas de gran alcance en el ámbito económico, medioambiental y social. Este es el motivo por el cual el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 15 se centra en detener la pérdida de biodiversidad.

"Recuperar a las especies clave para la restauración de ecosistemas"

Este año, el Día Mundial de la Vida Silvestre se celebra bajo el tema: "Recuperar a las especies clave para la restauración de ecosistemas" con el fin de crear conciencia sobre el estado de las especies vida silvestre en peligro y en peligro crítico y resaltar el poder de los esfuerzos de conservación que están en marcha para alterar su destino.

Esto se ajusta a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas 1, 2,12, 13, 14 y 15, y a sus amplios compromisos de aliviar la pobreza, asegurar el uso sostenible de los recursos y conservar la vida en la tierra.

Más de 8.400 especies de fauna y flora silvestres se encuentran en peligro crítico de extinción, mientras que cerca de 30.000 más se consideran vulnerables o en peligro de extinción. Con base en estas estimaciones, se sugiere que más de un millón de especies están amenazadas de extinción.

La pérdida de especies y la degradación de sus hábitats y ecosistemas amenaza a la humanidad en su conjunto, ya que personas alrededor del planeta dependen de la vida silvestre y de recursos basados en la biodiversidad para satisfacer todas sus necesidades, desde alimentos, medicinas y salud hasta combustible, vivienda y ropa.

Por ello, este 2022, el Día Mundial de la Vida Silvestre destacará el impacto de los esfuerzos de conservación, promoverá ejemplos de mejores prácticas en las que las especies se recuperaron, e impulsará las discusiones para imaginar e implementar nuevas soluciones para conservar más especies y utilizarlas de manera sostenible.

¿Cómo puedo participar?

Descubre más cosas sobre las especies animales y vegetales amenazadas, sus características y hábitats, las amenazas a las que se enfrentan y averigua cómo puedes contribuir a su conservación.

Comparte lo que aprendas, especialmente con niños y jóvenes. Ellos serán los futuros líderes en la conservación de la vida silvestre y merecen un futuro en el que la humanidad comparta el planeta y viva en armonía con las especies salvajes. Aquí tienes a tu disposición posters y otros materiales de divulgación en diversos idiomas para ayudarte a difundir esta campaña.

Participa en la celebración virtual del Día Mundial de la Vida Silvestre y utiliza las redes sociales para difundir el mensaje usando la etiqueta #DíaDeLaVidaSilvestre.




 

miércoles, 2 de marzo de 2022

1 DE MARZO: DÍA INTERNACIONAL DEL RECICLADOR O RECUPERADOR

 

1 DE MARZO DÍA INTERNACIONAL DE LOS RECICLADORES


Estamos viviendo tiempos complejos en todo sentido, las injusticias de antes tienen nuevos rostros y los escenarios políticos, sanitarios, ambientales y humanitarios, son muy críticos.

Son definitivamente tiempos duros para la humanidad, pero día a día millones de trabajadores no paran de producir y construir futuro. Y por supuesto miles de recicladores: mujeres y hombres de base o de la economía popular; salen por los pueblos y calles del mundo a rescatar los residuos generados para reintegrarlos al sistema productivo, aportando silenciosamente a la disminución de la basura y la sobreexplotación de los recursos naturales. Son millones de toneladas que a diario los RECICLADORES DE BASE recuperan a pesar de las injusticias, el abuso y la pandemia.

Somos un ejército de obreros populares, medioambientales; la mayoría sin salarios, sin seguros médicos, desamparados por los Estados, entregados al frío mundo del mercado, condenados a la pobreza y la marginalidad, muchos amenazados por mafias y corrupción.

Por décadas hemos venido uniendo fuerzas para hacer frente a las dificultades a través de uniones barriales, agrupaciones territoriales, agrupaciones de los vertederos, de cartoneros, chatarreros, cachureros, que fueron fraguando paso a paso a orgánicas más concretas. Desarrollándose cooperativas y asociaciones más grandes, dando paso a unidades regionales y nacionales que van logrando, con mucho sacrificio, moldear la base de una gran unidad internacional.

América Latina es un ejemplo de esta situación. Los recicladores de base del continente hemos ido avanzando decididamente hacia la dignificación y el reconocimiento del hermoso oficio que desarrollamos. Desde México hasta Chile, pasando por la zona caribeña y Ecuatorial. Se disemina entre pueblos, ciudades, aldeas y campos, la idea de levantar una sola voz, un solo puño de lucha por nuestros derechos. Los vilipendiados y humillados por fin mostramos nuestros rostros de frente y con orgullo por lo que somos y lo mucho que aportamos.

Para esto surge la Red Latinoamericana y del Caribe de Recicladores (Red LACRE), organización que ha logrado con esfuerzo y dedicación, representar a recicladores de oficio de más de 18 países de la región, destacándose decenas de dirigentes abnegados y entregados a la organización de los trabajadores del reciclaje, luchando por visibilizarnos y procurar un futuro de bienestar para todos. Red LACRE, ha logrado un verdadero avance en esta tarea, gracias principalmente al trabajo de sus dirigentes emblemáticos entre muchos otros de diferentes países y organizaciones: Silvio Ruiz y Nohra Padilla de Colombia, Severino Lima Jr. de Brasil y Exequiel Roberto Estay Tapia de Chile; este último compañero lamentablemente nos dejó en enero de 2020 producto de un cáncer fulminante que le quitó la vida. Asumió en su reemplazo la compañera chilena Soledad Mella.

Desde hace casi 20 años Red LACRE está desarrollando un esfuerzo continuo por el fortalecimiento de las organizaciones y el avance a nivel latinoamericano y del caribe de los recicladores, apoyando acciones gremiales y políticas en cada país con el objetivo de lograr la incorporación justa de los recicladores en las políticas públicas relativas a reciclaje. Desde el año 2015, implementa el Programa Recicladores Inciden en Latinoamérica. Desarrollando acciones directas de apoyo a movimientos nacionales de recicladores en Uruguay, Ecuador, Panamá, República Dominicana, Guatemala y Costa Rica, trabajando codo a codo con dirigentes nacionales de recicladores y equipos técnicos.

La Red LACRE, se viene articulando con recicladores a nivel mundial a través de Alianza Global de Recicladores, un proceso de articulación con más de 28 países de América, Asia, Europa y África.

Este 1° de marzo los recicladores del mundo conmemoramos el día en el que se recuerdan los hechos ocurridos en marzo de 1992, en la Universidad Libre de Barranquilla en Colombia, 11 cuerpos fueron hallados muertos. Las víctimas habían sufrido golpes y disparos. Los recicladores habían sido engañados por los empleados de la facultad de medicina de dicha universidad, para ingresar al edificio a reciclar material. Una vez dentro, fueron víctimas de golpes y disparos con el propósito de vender sus cuerpos para investigación científica, clases de anatomía y tráfico de órganos.

Un reciclador, a quien el disparo al cráneo no le penetro, fingió estar muerto y logró escapar y contar lo que había sucedido. En memoria de esta masacre y en respuesta a las difíciles condiciones de trabajo por las que día a día luchan miles de recicladores en el mundo, es que se ha declarado el 1° de marzo como el Día Mundial del Reciclador.

Es una fecha importante para los recicladores y recicladoras. Y por qué no decirlo para el planeta, ya que sin nuestra acción diaria, la basura se habría desbordado hace tiempo. Somos clave dentro de la economía circular, somos el eslabón principal en la recolección y reutilización de los residuos. Hemos aprendido con los años nuestra importancia y ahora es el momento de hacerla ver, de mostrar al mundo quiénes somos y cuánto vale nuestro aporte para la sobrevivencia del planeta. Tenemos conciencia de lo que desarrollamos y aportamos, sabemos que existe una deuda histórica por nuestro aporte. Con esa lucidez, debemos luchar en cada país para que se nos valore y se nos integre en forma justa a los procesos económicos y medioambientales, con reconocimiento de nuestro oficio, pago por servicio, asistencia de salud y una pensión digna.